Soy de las personas que cuando viaja en coche le digo con toda certeza a quien lleva el volante que debe dar vuelta a la derecha mientras que con mi mano izquierda señalo… el lado izquierdo; también soy de esas personas que cuando intento ( y ya es mucho decir), bailar una coreografía comienzo del lado opuesto a los demás.
También soy de aquellos que borra o difumina todo lo que acaba de escribir en una hoja de papel dejando embarrada con tinta parte de las falanges y la zona lateral externa de mi mano. Y, hablando de escribir: ¡odio que el espiral de los cuadernos esté del lado izquierdo!!!
Soy de esas personas que cuando maneja un vehículo estándar debe luchar por evitar llevar la mano izquierda a la palanca de velocidades y mantenerla en el volante. ¿Recuerdas cuando aprendiste a recortar figuras geométricas en preescolar? Ah, pues soy de las personas que aprendió a hacerlo a través de un ejercicio de contorsión que involucraba el brazo y la muñeca con el fin de no “salirse de la rayita”.
Vivo en un mundo al revés y quizás como tú o alguien a quien conoces, pertenezco al 10% de la población en el mundo y tiene algo en común con David Bowie, Julia Roberts, Wolfgang Amadeus Mozart, Neil Armostrong, Juana de Arco, Winston Churchill, Mahatma Gandhi, Leonardo da Vinci, Barack Obama, la reina Isabel II, Albert Einstein, Diego Armando Maradona, Franz Kafka, Celine Dion, Simón Bolivar y Keanu Reeves. ¿Y cual es la razón? Simplemente que todos nosotros somos zurdos.
¡Ni demonios ni chuecos!
Antiguamente, se le atribuía a la zurdera una connotación negativa, incluso demoníaca y que debía ser corregida inmediatamente. Por lo que niños y niñas eran estigmatizados señalándolos como “chuecos” incluso eran forzados por sus maestros y padres a utilizar su mano derecha, llegando al grado de atar su brazo izquierdo para evitar que lo usaran. Por fortuna, los tiempos han cambiado y se nos ha dejado de reprimir y ahora podemos expresarnos felizmente a través de nuestra mano dominante: la izquierda. Y gracias a ello, la cantidad de zurdos en el mundo ha ido en aumento, teniendo en los Países Bajos el mayor índice de zurdos (13.23%), seguido de Estados Unidos y Bélgica (ambos con un 13.1%); por su parte, países de habla hispana como España cuenta con un porcentaje de 9.63%, mientras que en México es de 2.50%.
¿Qué dice la ciencia?
Estudios indican que en el mundo hay más hombres que mujeres zurdos y también que existe una tendencia a que los hermanos gemelos también lo sean. Y que las mujeres que se embarazan después de los 40 tienen un porcentaje alto de probabilidad de que su bebé sea zurdo. Se dice también que somos más creativos, con mayores habilidades musicales y que hay una tendencia a ser mejores en arquitectura y en matemáticas.
El día internacional de la zurdera
Desde 1976 quedó establecido el 13 de agosto de cada año como el día internacional de la zurdera, con el fin de hacernos notar para exponer cuáles son nuestras necesidades y dificultades; pero sobre todo nuestras ventajas y fortalezas que nos han permitido afrontar de manera resiliente un mundo donde las tijeras, los abrelatas, las palancas de velocidades (a menos que estés en Gran Bretaña), las libretas, el teclado numérico en la computadora… que están hechas para diestros, no han sido ni serán un obstáculo para adaptarnos a ellas.
Vivo feliz y agradecido en un mundo orgullosamente al revés, tal como tú o como alguien de tu familia o amigos. Por lo que te invito a que celebremos este día y que tengas algo de paciencia cuando “intentes” bailar con alguno de ellos (sí, eso de tener dos pies izquierdos puede ser cierto). Y también cerciórate cuando vayas manejando y le preguntes a la persona zurda que viaje contigo como copiloto, que la vuelta a la derecha sea realmente a la derecha.
Ah, y te recomiendo que algún día sin que tenga que ser especial, dale la sorpresa de regalarle una libreta con el espiral del lado derecho. Sé que es difícil conseguirlas pero puedes hacerle una. Créeme que te lo va agradecer muchísimo 😉
Te invito a que hagas de cada día el mejor de tu vida. ¡Hasta la próxima!
Con Amor y Gratitud,
Juan Pablo García