La decisión de Helena
El corazón de Helena* late con rapidez y su respiración es bastante agitada. Nota que sus manos están sudando y que la temperatura de su cuerpo comienza a aumentar. Su mente está ocupada haciendo un rápido repaso de su vida. Siente una tensión en el cuerpo que se refleja principalmente a la altura de sus hombros y quijada. Despabila su mente mientras se dice a ella misma que debe estar tranquila, pues la decisión que está por tomar es la correcta. Así que respira profundamente varias veces y la calma regresa. Ahora siente serenidad pero sobre todo, se siente segura.
Sus pensamientos son interrumpidos al escuchar la voz de una mujer quien le dice que ha llegado el momento. Helena, porta un hermoso vestido color blanco. De la parte trasera de su cabeza cae un fino velo que está sujeto a un prendedor de flores de azar. Mira hacia el frente, endereza su espalda y cruza la puerta de la iglesia con determinación y con un amor profundo, comienza a caminar pausadamente hacia el altar.
Su vida cambiará radicalmente a partir de esta ceremonia. Pues está a punto de tomar los hábitos para consagrar su vida al Señor.
El estudio de las monjas
Entre las décadas de los años 30 y 40, un evento como el de Helena se repitió en la vida de 680 mujeres jóvenes, quienes decidieron tomar los hábitos para convertirse en monjas y formar parte de la congregación de las Hermanas de Notre Dame en Estados Unidos de Norteamérica.
Este grupo específico de monjas formó parte de un peculiar estudio científico en el que se les pidió escribir una autobiografía a partir del día en el que tomaron los hábitos e ingresaron al convento. Y así durante toda si vida como monjas. Pero además, se les pidió donar su cerebro para que éste fuera analizado en un laboratorio, una vez que su alma partiera al Cielo.
¿Cuáles fueron los resultados?
El tiempo transcurría y aquellas monjas escribían con devoción sus experiencias de vida. Sabiendo que iban a ser leídas por los científicos al paso de los años.
Como resultado de los estudios en las autobiografías de estas monjas y de sus cerebros, los científicos comenzaron a obtener datos que son notablemente relevantes para la ciencia. Y es que que gracias a ellos, se ha logrado conocer más acerca de la enfermedad del Alzheimer y de cómo tratarlo.
Sin que esto fuera poco, a través de un estudio paralelo realizado en el año 2001, se descubrió lo que hasta el momento es considerado como el estudio más importante sobre la felicidad y la longevidad.
En este estudio participaron los científicos Danner, Snowdon y Friesen, quienes se encargaron de analizar el contenido de los relatos autobiográficos escritos por 180 de estas monjas. Para determinar la cantidad de emociones positivas que cada una de ellas expresaba a través de la escritura. ¡Lo que descubrieron fue asombroso!
Aquellas monjas que denotaron expresiones como: “muy feliz” “alegre” y “alegría”, vivían 10 años más que aquellas que no mostraron emociones positivas o que expresaban emociones neutras.
Asimismo, se concluyó que es posible que aquellas monjas que tenían una perspectiva más positiva de la vida, parecían tener un escudo inmunizador contra la demencia y los estragos del Alzheimer. En otras palabras, monjas felices es igual a monjas longevas.
La importancia de las emociones positivas
Dentro de la psicología positiva se han realizado notables estudios sobre las emociones positivas.
Las emociones positivas tienen la peculiaridad de ser sutiles y de poca duración pero que al acumularse se suman y son capaces de poder cambiar el curso de nuestras vidas llevando a la persona a un nivel de bienestar más óptimo. ¡A ser más felices!
Dentro de la psicología positiva la doctora Barbara Fredrickson propone que son diez las emociones positivas las que el ser humano experimenta. Siendo éstas: alegría, curiosidad, interés, gratitud, serenidad, diversión, esperanza, orgullo, inspiración y amor.
Así que experimentar alguna o todas estas emociones durante el día a día te llevará a mejorar tu bienestar y, por ende, a ser más feliz. Y también, a tener una vida más longeva.
Aclaro que con esto no quiero sugerirte que dejes lo que estás realizando y corras a internarte en un convento o monasterio y te pongas a escribir una autobiografía. A menos que sientas la vocación de hacerlo y quieras seguir los pasos de las Hermanas de Notre Dame.
Pero lo que sí te invito a realizar es a que comiences a experimentar de manera consciente las emociones positivas estés donde estés y con quien estés.
La Hermana Helena
Helena ha tomado los votos. Y después de que su cabellera le fue recortada y su vestido blanco le fue retirado, viste un hábito de la congregación que hasta el fin de sus días utilizará. Siente un amor profundo en todo su ser y en su mente confirma con orgullo y gratitud haber tomado la decisión correcta.
La Hermana Helena se presenta ante la comunidad que asistió a su ceremonia en la iglesia. Ellos le aplauden con fervor mientras ella sonríe y experimenta emociones positivas que la llevan a sentirse plena.
¡Te deseo larga y feliz vida! Y no olvides de hacer de cada día el mejor de tu vida.
Con amor y gratitud,
Juan Pablo García 🙂
(*El nombre y la historia son ficticias y se usan de modo ilustrativo).
Referencias:
- Danner, D.; Snowdon, D. y Friesen W.: <<Positive emotions in early life and longevity: Findings from the nun study>>, Journal of Personality and Social Psychology, 80, (2001),804-813.
- Fredrickson, B. L. (2004). The broaden and build theroy of positive emotions. Philosophical Transactions of the Royal Society of London. Series B, Biological Sciences 359, 1367-1378.
- Fredrickson, B.L. (2009). Positivity: top-notch research reveals the 3-to-1 ratio that will change your life. EE.UU: Three Rivers Press.
- Seligman, M.E.P: La auténtica felicidad, Traducido por M. Diago y A. Debritto, Zeta, Barcelona, 2011.